De Andrés Oyonarte a Mino Raiola
¿Quién es Andrés Oyonarte?
Ni idea.
¿Qué sé de Andrés Oyonarte?
Algo más… pero muy poco más.
Mirando entre los recortes de periódicos que conservo de mi padre, me encontré con una carta escrita con una máquina de escribir.
(Muchos nunca habrán visto ninguna).
La carta es de junio de 1961. En ella, este señor le instaba a que, si mi padre no llegaba a un acuerdo para jugar en el Melilla CF, él tenía dos equipos dispuestos a ficharlo inmediatamente… y serían más en caso de que mi padre se pusiera en sus manos mediante su intermediación.
La carta es genial. Por lo visto, mi padre, mediante otra carta, le había comunicado su situación en las negociaciones con el Melilla, y este señor le responde en la carta que acabo de leer. Imagínate: 1961, las comunicaciones, los equipos formando sus plantillas, y estos señores tratando de colocar jugadores en distintos clubes.
He hablado alguna vez con mi padre, y se jactaba de que **él nunca necesitó a ningún intermediario**. Era señal de que los equipos lo buscaban… y eso, en aquella época, era una prueba clara de que eras un jugador con prestigio.
También me contó cómo funcionaba el asunto. En caso de que el jugador fichara con la “intermediación” de uno de estos señores, debía pagarle el **10 % de la ficha** que cobrara cada año de contrato. Había de todo, como en todo y en todos los tiempos: bandidos y gente honrada. Este señor, para que mi padre guardara la carta —con el carácter que tenía—, debía ser de los honrados y con prestigio.
El prestigio, la honradez y la palabra dada, en esas épocas, cotizaban al alza. Todo iba muy despacio y tenía que estar muy bien organizado. Imagino el tiempo que se invertía en cruces de cartas, llamadas de teléfono —quien las tuviera— y viajes a distintos lugares para cerrar operaciones con los medios de transporte y las carreteras de la época.
Los no honrados, cuando ya tenían al jugador en el club, le decían:
—Mira, las cantidades son otras, por tal o cual motivo…
Siempre fingiendo que era el club quien cambiaba las condiciones. Y como el jugador, muchas veces —casi siempre— estaba entre la espada y la pared, no tenía otra opción… no le quedaba más remedio que tragar.
Los honrados, en cambio, defendían al futbolista. Cuando llegaban al club, todo estaba arreglado. Por lo que cuenta mi padre, eran los menos. Por eso, muchos jugadores preferían tratar sus contratos ellos mismos. Aunque, después, había que ponerse a rezar… porque una vez que firmabas, eras poco menos que un esclavo del club.
Mi padre presumía de no haber tenido que pagar nunca a un intermediario.
Los intermediarios tenían cierto poder… y cobraban siempre. Porque si un jugador o un club no les pagaba, rumoreaban lo que quisieran: sobre cualquier futbolista, sobre cualquier club que “no pagaba”. Y eso los ponía en dificultades, sobre todo a los jugadores.
---
### ¿Quién es Mino Raiola?
De este, cualquiera que se preocupe en darle al botón de búsqueda de Google puede saber lo que quiera.
Lo más llamativo es que fue el representante de Pogba, y que se llevó a su cuenta corriente **27 millones de euros** por su traspaso. Esa cifra corresponde al porcentaje que le correspondía en el contrato que firmó con la Juventus cuando Pogba fichó por ellos, procedente del mismo equipo que luego lo recompró: el Manchester United.
Lo vendieron por **1,5 millones de euros** y lo recompraron por **105 millones**. Surrealista.
Gran negocio para la Juventus… y sobre todo para Raiola. Imagino que el directivo que vendió a Pogba en su equipo de origen estará más que despedido. Más allá de eso, parece que el dinero le dio a Raiola poder para fanfarronear e insultar a quien se atreviera a no alinear a sus jugadores o decir que no les interesaban. No es una persona interesante… pero la suerte económica le sonrió. Y eso, en estos tiempos, es muy importante para algunos. Para la mayoría, diría yo.
---
Esto te da una visión de lo que ha cambiado todo.
Parece mucho tiempo… pero no tanto.
De la cartita escrita a máquina a veinte abogados redactando un contrato entre jugador y representante, donde también te conviertes en su esclavo… aunque en algunos casos sea un esclavo de oro, en otros un ``número``, y en muchos, una ``molestia`` para el Raiola de turno.
Es un mundo complejo, donde hoy se trafica con jóvenes “promesas”, donde ser honrado no está en valor, donde la palabra dada es un chiste, y donde la influencia en ciertos elementos de los clubes te garantiza fichajes… o influencias. El orden da igual.
Es un mundo en el que ser golfo o honrado tiene casi el mismo valor.
Lo importante es tener buenos abogados que redacten bien y no dejen ningún cabo suelto.
1961 y esa carta quedan muy lejos.
Tan lejos como la idea de que la palabra dada importe de verdad.
Yo, sinceramente, si tuviera que fiarme de Oyonarte o de Raiola…
Prefiero la máquina de escribir.**
---